Tacuary cerrada y la memoria abierta en el Juande: Los Museos Se Muestran 2025
Por Eduardo Quintana

El sábado 17 de mayo, el corazón de Asunción latió más fuerte. No fue por política ni fútbol, sino por una inusual concentración de memoria, arte y vida. En pleno centro de la ciudad, el Centro Cultural de España Juan de Salazar (Juande) se convirtió en una cápsula del tiempo, en una plaza pública de recuerdos pero también en un ensayo de país diverso. “Los Museos se Muestran 2025” no fue solo un evento: fue un manifiesto cultural y afectivo.
Alrededor de 40 museos y centros culturales se dieron cita para compartir con el público una porción de su tesoro. La cuadra de la calle Tacuary fue cerrada al tránsito y abierta a la historia y a una mini feria. Durante horas, las vitrinas dejaron de ser cajas estáticas para convertirse en puentes vivos entre generaciones.
Josefina Plá: la musa tutelar

Si este encuentro tuvo una patrona, esa fue Josefina Plá. Su figura —poeta, artista, dramaturga, luchadora— se paseaba en espíritu entre las salas. En los ojos de las niñas que preguntaban por su máquina de escribir, o en el gesto de curiosidad de quienes veían sus anteojos redondos, fueron llevados por el Centro Cultural El Cabildo. El Museo Josefina y Julián ancló su presencia con materiales de la pareja que reafirman la vigencia de la extensa obra de la artista hispano-paraguaya.
Teléfonos, mariposas y manteles con memoria

Cada stand fue una puerta de acceso a universos singulares. El Museo Histórico de Neuland, por ejemplo, trajo un objeto conmovedor: Un mantel de bodas de los años 60, tejido con una técnica hoy ya extinta en el Chaco central. Lo que parecía una pieza doméstica se transformó en pieza de investigación, pues tras indagaciones con expertos rusos y europeos, se sospecha que su origen podría rastrearse hasta Alemania. Una pequeña tela, una gran travesía.
La investigación servirá, además, para replicar el tejido y transmitirlo no solo a los pobladores más jóvenes de esta antigua colonia menonita, sino también para los turistas que visitarán el museo y quieran aprender a tejer un poco.
El Museo de Telecomunicaciones Saturio Ríos de la CONATEL hizo viajar a los asistentes del magnetófono al Blackberry, recordando cuánto ha cambiado la forma en que los paraguayos nos comunicamos. El Museo de la Cámara Fotográfica trajo una joya: una cámara minutera de los años 40, de aquellas que inmortalizaban rostros en la Plaza de la Democracia, cuando el centro aún era el principal teatro de lo cotidiano.

La biodiversidad también dijo presente. El Museo Nacional de Historia Natural del Paraguay expuso ejemplares de caracoles terrestres y acuáticos, evidenciando cómo estos seres sensibles están afectados por el cambio climático. Mientras tanto, el Museo de Itaipú de la Tierra Guaraní ofreció un arcoíris de alas: una colección de mariposas que mostraba la belleza oculta en los montes y reservas paraguayas.
Pistilli, Beckelman y las esculturas que hablan
En el Pasaje de las Esculturas, el metal cobró voz. Obras de Gustavo Beckelman y Hugo Pistilli —el recordado “poeta del metal”— dialogaban entre sí, homenajeando una tradición artística que no teme lo tosco ni lo industrial. Pistilli fue pionero en trabajar con materiales alternativos, y su presencia aquí simboliza cómo el arte paraguayo ha sabido abrir caminos incluso en lo más duro.
Cine, masonería y memoria judía
Las imágenes en movimiento también encontraron su espacio. La Casa Bicentenario de las Artes Visuales Ignacio Núñez Soler proyectó El Pueblo, filme de Carlos Saguier de 1969, mientras el Archivo Audiovisual y Fotográfico de la Manzana de la Rivera revivió imágenes de Julio E. Motte, otro pionero del cine nacional.
El Museo Judío del Paraguay doctor Walter Kochmann aportó el retrato Familia judía de Benjamín Levin, evocando las migraciones y exilios que también hicieron país. Por su parte, el Museo Histórico de la Masonería Paraguaya presentó un mandil perteneciente al doctor Enrique L. Pinho, figura clave no solo en la logia nacional, sino también en la medicina, la educación y el deporte.
Charlas, ideas y el futuro de los museos

No fueron solo vitrinas. El Juande albergó debates tan variados como urgentes: la digitalización del patrimonio, el rol comunitario de los museos, la historia del hilado en Paraguay o el mito de la canción Recuerdos de Ypacaraí. En un país donde el presupuesto cultural es bajo y las urgencias muchas, cada mesa fue también un acto de resistencia.
“Los Museos se Muestran” no es un evento decorativo, es una demostración de cómo la cultura paraguaya se sostiene gracias a una red vibrante de trabajadores, artistas, museólogos, historiadores, técnicos y gestores, que logran —muchas veces con poco presupuesto— mantener vivo un diálogo con el pasado y construir futuros posibles.
Este encuentro organizado por la Asociación Noche de los Museos no solo es una cita anual: es una proclamación de la ciudadanía cultural. Que cientos de personas se acerquen a ver pintura, escultura, libros, cintas, caracoles o máquinas de escribir no es casualidad. Es la expresión de una sed profunda de sentido y de belleza, de entender de dónde venimos y hacia dónde podríamos ir.
En el Juande, por unas horas, Paraguay fue un gran museo vivo. Uno que no encierra, sino que abre. Uno que no embalsama, sino que respira.
Y en ese respiro, aún cabe la esperanza.