El tren de Encarnación, un puente entre naciones
Por Zaida Fleitas
A comienzos del siglo XX, Paraguay atravesaba un período de transformaciones en el que la modernización del transporte se volvía una necesidad estratégica. En ese contexto, la extensión del ferrocarril hacia el sur del país buscaba vincularse con la red ferroviaria argentina dentro de un proyecto regional más amplio.
La conexión entre Encarnación y Posadas, sin embargo, no comenzó con los rieles. Durante décadas, el vínculo entre ambas ciudades se mantuvo a través del río Paraná, mediante canoas, botes a remo, lanchones a vapor y balsas rudimentarias. Esto facilitaba el comercio, el transporte de personas y el intercambio cultural.
Uno de los puntos clave de tránsito fue el puerto de Pacú Cuá, en Encarnación, donde operaba el ferry boats capaz de transportar no solo pasajeros y cargas, sino también vagones de tren completos. Estas balsas ferroviarias permitían el cruce intermodal y fueron una solución eficaz antes de la construcción del puente internacional.

En 1907, bajo el gobierno del presidente Benigno Ferreira, se iniciaron las gestiones para prolongar la línea ferroviaria desde la localidad de Pirapó hasta Encarnación, atravesando el departamento de Itapúa. Tres años más tarde, en 1910, el gobierno argentino adquirió el 40% de las acciones del Ferrocarril Central del Paraguay, con el objetivo de facilitar el empalme con su sistema ferroviario en Posadas. La empresa encargada de la obra estaba entonces controlada por la Brazilian Railways Company, dirigida por el estadounidense Percival Farquhar, quien introdujo modernas locomotoras, vagones, zorras y equipos de infraestructura.
El 7 de abril de 1911, el tren llegó a Carmen del Paraná, y el 9 de junio de ese año, alcanzó finalmente Encarnación. La estación se ubicó en el barrio Pacú Cuá, a orillas del río, donde más tarde se construiría la costanera moderna. En esa época, el ferrocarril atravesaba la ciudad entre calles de tierra y casas bajas, formando parte del paisaje cotidiano.
A lo largo del tramo, las estaciones ubicadas en Pirapó, La Paz, Fram, Capitán Miranda y Carmen del Paraná facilitaron el transporte de productos agrícolas y forestales, además del movimiento de pasajeros. La llegada del tren a las comunidades iba acompañada por reuniones espontáneas de vecinos y comerciantes, muchos de los cuales aprovechaban la ocasión para vender frutas como naranjas o mosto a los viajeros. Al descender del tren, los visitantes eran recibidos por karumbé (carros tirados por caballos), el medio de transporte local, similar a taxis actuales.

En Encarnación también funcionó un taller mecánico ferroviario de gran importancia, donde se llevaban a cabo los trabajos de mantenimiento y reparación de locomotoras y vagones. Este lugar empleaba a torneros, herreros y operarios especializados, y representaba un núcleo de actividad técnica que sostenía el funcionamiento del sistema en el sur del país.
El 19 de octubre de 1913, se inauguró oficialmente el servicio de ferry entre Encarnación y Posadas, que permitía el paso de trenes a través del río Paraná mediante balsas adaptadas. Fue un hito importante en la integración ferroviaria entre Paraguay y Argentina. En los años siguientes, el servicio fue utilizado no solo por comerciantes y trabajadores, sino también por figuras internacionales como el expresidente estadounidense Theodore Roosevelt, quien pasó por esta vía en el marco de una expedición al Mato Grosso.
Sin embargo, el sistema no estuvo exento de conflictos. La empresa cobraba tarifas en oro, pero pagaba salarios en moneda nacional, lo que provocó descontento entre los trabajadores. Entre 1912 y 1913, se realizaron huelgas paralizando el servicio en varios momentos, obligando al gobierno a intervenir mediante el uso de personal ferroviario de la Armada Nacional.
Con el paso de las décadas, el ferrocarril Encarnación–Posadas continuó operando, pero su importancia fue disminuyendo progresivamente. En los años 80, el servicio se volvió esporádico, y hacia los años 90 cesó por completo, coincidiendo con la construcción del Puente San Roque González de Santa Cruz en 1990, que reemplazó a los ferry boats como principal medio de conexión fronteriza.
Durante las obras de la nueva costanera, una de las antiguas estaciones de tren fue demolida, perdiéndose parte del patrimonio ferroviario de la ciudad. Aún así, se conserva la estación internacional actual, ubicada junto al acceso del puente, que hoy conecta diariamente a Encarnación con Posadas mediante un tren internacional que sigue en funcionamiento desde 2014.

Aunque el recorrido es más corto y el servicio más moderno, este tren mantiene viva la memoria de una época en que el ferrocarril era clave para el desarrollo del sur paraguayo, uniendo comunidades, fortaleciendo el comercio y conectando ambos lados del río.