La revitalización urbana del centro histórico de Asunción
Por Mayra Jiménez

Aunque no se incluyan en ellos los grandes ejes corporativos más modernos del país, los centros históricos son el sector de la ciudad que otorga la memoria ciudadana y la esencia de la identidad de cada país; conteniendo sus raíces, historia y tradiciones, y permitiendo como espacios vivos una conexión de las comunidades con el pasado y las costumbres propias.
Los Centros Históricos son los espacios de memoria, son sus edificios y espacios públicos, no son objetos musealizados en la ciudad, ya que se incluyen los flujos sociales, económicos, legales y culturales, que representan elementos vivos donde habita una población con sus dinámicas determinadas y actuales.
Estos lugares de la ciudad son sumamente importantes porque preservan los recuerdos de las generaciones pasadas, proporcionan los nutrientes culturales, emocionales y tradicionales que permiten a una comunidad mantenerse conectada con su propio legado, mientras habita en tiempo real esos mismos espacios históricos.
El Patrimonio cultural
El Patrimonio cultural se define, en rasgos generales de manera internacional, como un conjunto de bienes materiales e inmateriales relevantes para la cultura de los países. (definición de la normativa Paraguaya en el Art. 3 de la Ley 5621/16 de Patrimonio Cultural del Paraguay). Puede ser el motor de cambio de las ciudades al preservar las dinámicas culturales de la ciudad.
En el Centro de Asunción también hemos visto lo mucho que queda por realizar para “revivir” el sitio, y esto, como primer planteamiento empieza con un problema de base: ¿Qué tipo de Centro Histórico queremos?, sin responder a esta pregunta, tendremos un poco de todo, y un poco de nada, y resultaría imposible trabajar en base a objetivos marcados, sin ruta a seguir.
En el corazón histórico de la capital del país comulgan edificaciones coloniales, y de multitud de estilos históricos posteriores, vecinos de edificios en altura, esquinas que mantienen las ochavas típicas, y otras que no lo hacen, veredas, señaléticas e iluminación irregular, muchas veces fuera de escala con relación al entorno urbano, que nos entregan a una ciudad dispar, sin norte fijo, semiabandonada al destino de Dios, al no tener aún a día de hoy de manera legible un programa que contemple la imagen de la ciudad que queremos para todos.


No necesitamos reinventar ninguna rueda, cuando todos poseemos en el imaginario características generales de lo que consideramos como una ciudad justa y de calidad, con un centro histórico que refleje las características propias de identidad de un país, no solo de manera aislada a través de sus edificios históricos, sino en su contexto, esto solo se consigue con planificación estratégica y la adopción de medidas generales como lo son, por ejemplo:
- Políticas estatales en materia cultural y que promuevan el arraigo de la población original, en detrimento de las características actuales que propician que se originen procesos de gentrificación en centros históricos vulnerables.
- Gestión municipal que incluya programas que faciliten la restauración y puesta en valor real de los edificios patrimoniales, dotándolos con programas arquitectónicos que beneficien a la ciudad, sin menoscabar el valor histórico propio de los mismos.
- Proyectos que incluyan el trabajo no de “hermoseamiento” (como estamos acostumbrados) de los espacios públicos sino tratarlos como lo que son, monumentos históricos y espacios urbanos pertenecientes a toda la sociedad, por ende, como parte de la revitalización de estos sitios, se deben considerar las cualidades estéticas, históricas, simbólicas y utilitarias.
- Con relación al cumplimiento de derechos culturales a la población, incluir diseño urbano, equipamiento e infraestructura necesaria para garantizar el libre acceso a toda la ciudadanía, evitando caer en diseños considerados hostiles para ciertos sectores de la población, y garantizando el acceso también a personas con movilidad reducida, no videntes, etc.
- La inclusión de criterios que promuevan/propicien la creación de espacios verdes urbanos, y el mantenimiento adecuado de las áreas verdes, consideradas también como parte del patrimonio cultural por su importancia arquelógica, histórica, artística, ambiental y urbana; como lo son los jardines y plazas históricos (Enlace a la carta internacional de Florencia, del Comité de ICOMOS (Consejo Internacional de Monumentos y Sitios).



Sin la adopción de este tipo de políticas y programas desde el Estado en materia cultural, los eventos puntuales se convierten sólo en curitas, y resultan insuficientes para lograr la revitalización de los centros históricos; además, incluso es necesario adoptar otras medidas ya más relacionadas con otras disciplinas y áreas, conformando equipos de trabajo multidisciplinarios que fijen objetivos a corto, mediano y a largo plazo, en sintonía con actualizaciones del plan regulador de la ciudad, ordenanzas municipales, planificación urbana y del territorio, servicios básicos, movilidad urbana, entre otros; no relacionados directamente con lo cultural, pero que sin embargo deben, en su planificación, considerar la característica propia de un centro histórico.